En términos muy sencillos, porque lo necesitamos. En el mundo de la información por internet y de los avances tecnológicos,  tenemos la posibilidad de encontrar, en cuestión de segundos, la información más precisa sobre temas tan ocultos, pero es difícil navegar a través de la escasa información que compartimos en Bolivia respecto al derecho corporativo y el asesoramiento empresarial. La información parece compartirse de boca en boca. «Hermano, tú que vas muy seguido a Fundempresa, che cómo hago para …»

Y si vamos a dar una opinión legal sobre un tema ambiguo, ¿en qué doctrina nos basamos? Un librito por aquí, el famoso «Morales Guillén» por allá, y con eso debemos conformarnos para darle al cliente la mejor respuesta posible.  ¿Cuántas veces he citado doctrina boliviana? Pues seguramente muchas menos veces de las que he citado doctrina argentina, o española, o incluso libros en inglés. Y les ruego que no crean que tengo algo en contra de la doctrina boliviana, pero es innegable que nuestros colegas sudamericanos (¡y cuanto más los europeos y norteamericanos!) nos llevan la delantera en temas de doctrina, tanto en cantidad como en calidad.

Ahora bien, ¡este blog viene al rescate de todo mundo académico de Bolivia!  Pues no, no es cierto. Este blog no pretende ser definitivo ni dar una cátedra magistral, como las que nos dictaron en la universidad. Mucho menos pretende subsanar la falta de redacción académica del país. ¿Cómo podría? Este blog es redactado porque lo necesitamos, porque la diseminación de ideas y el debate son los más importantes precursores del desarrollo.

Con cada nueva entrada pretendo presentar al lector  un punto de vista sobre un tema en particular. El mundo del derecho corporativo es amplio, y las ramas que de él se desprenden son muchas. No siempre se hablará sobre aspectos técnicos de la ley, pero sí sobre el mundo del derecho corporativo y sus muchas caras. Pues bien, «caminante no hay camino», y en temas de derecho corporativo en Bolivia, nos queda muchísimo camino por andar.